Nallely de León Montellano
A diario, las mujeres rurales luchan con su fuerza de trabajo para combatir el hambre, así como diversos prejuicios formados en su contra al formar parte de un sector de la población más vulnerables en México.
El 40% del trabajo agrícola es ejercido por mujeres, sin embargo, a diario enfrentan condiciones de discriminación que les impiden igualdad en la remuneración para proveer la canasta básica del hogar.
María del Patrocinio Jiménez Bueno, originaria de Sombrerete, es proveedora única en su hogar y aunque se ha enfrentado a distintas adversidades en el trabajo agrícola, con el tiempo se ha ganado el respeto de los hombres con quienes comparte tiempo y espacio a la hora de salir al campo.
“Hace años eran muy maloras conmigo, me corrían de los trabajos porque según ellos, yo no servía para este trabajo, pero yo no les hacía caso porque de todos modos mis hijos tenían que comer”, añadió.
Con 49 años, María del Patrocinio mantiene cuatro hijos, dos de los cuales ya cuentan con la fuerza suficiente para ayudar a su mamá en el desempeño de sus labores.
Entre ella y su familia trabajan la siembra de chile serrano, además de ordeñar vacas para un particular y elaborar pacas de paja.
Todo esto origina una inversión de más de 14 horas de trabajo diarias, jornada que ella inicia desde las 5 de la mañana para terminar a las 7 de la noche, para después ir a casa a descansar un poco y prepararse para continuar al día siguiente.
Del trabajo de María del Patrocinio, ha logrado inscribir a sus cuatro hijos a la escuela, además de comprar una computadora usada para incrementar su rendimiento académico, pues asegura que su mayor sueño es verlos realizados y con los estudios a los que ella jamás tuvo acceso.
Por decreto de la Organización de Naciones Unidas (ONU), el 15 de octubre de cada año se reconoce y conmemora a estas mujeres por su arduo trabajo y lucha por la reivindicación de las zonas rurales ya que, con su esfuerzo, generan ingresos económicos para el sustento de sus familias.